¿El
dinero nos hace actuar de forma racional o irracional?. Algo aparentemente tan irrelevante
puede haber sido la causa de las distintas crisis y burbujas financieras que se
han producido a lo largo de la historia y que tan graves consecuencias han producido
y producen en las gentes de este loco mundo.
Hasta
la fecha, la filosofía económica dominante que ha conformado las políticas
empresariales y estatales durante los últimos 50 años, ha sostenido que los
mercados no precisaban de la regulación de los gobiernos, porque las personas,
cuando se trata de dinero, actúan de forma sumamente racional, por lo que el
mercado es capaz de regularse a sí mismo, sin necesidad de agentes externos.
Tras
el “Crack del 29”, la visión de que
las emociones tienen la capacidad de alentar o desalentar la economía, se convirtió
en la sabiduría convencional de la década de los 30, a través del trabajo del
célebre economista británico John Maynard Keynes, en cuya cita más célebre nos
dijo que “El mercado puede permanecer
siendo irracional, más tiempo de lo que uno puede mantenerse siendo solvente”. Hoy en día más cierto que nunca.
Keynes
afirmó que las emociones podían provocar que los precios aumentasen y se
desplomasen, y que para proteger a la economía de estas peligrosas burbujas, los
gobiernos debían regular estrictamente los mercados. Sin embargo nunca pudo
explicar con exactitud en qué consistía dicho mecanismo, ni demostrarlo mediante
un modelo matemático preciso, por lo que recibió el rechazo de la profesión en
bloque.
Ahora,
tras la crisis del año 2008, los Economistas Behavioristas se esfuerzan
por hacer lo que Keynes no logró conseguir; demostrar de qué forma las
emociones influyen en los precios. Varios experimentos de prestigiosas
universidades norteamericanas, apuntan a que cuando se trata de dinero actuamos
de forma irracional, al igual que con la comida y las drogas.
A
través de varios experimentos científicos, se demuestra que la conducta de la
gente cuando hay dinero por medio, cuestiona la filosofía económica dominante,
basada en la estabilidad de los mercados y que ha concluido con el estallido de
la burbuja inmobiliaria.
Detrás
de todo está la regulación del mercado, que hoy en día se ha convertido en un
casino en el que agentes completamente "racionales" (y en muchos casos bajo los efectos de la cocaína), pueden apostar prácticamente cualquier cosa, incluso a que
se hunda tu moneda o tu país, y ganar montones de dinero con ello.
Muy cierto,Para tener suceso al 100 por ciento nuestras actitudes deben contener un alto grado de espiritualidad.
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