“Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en declinación de sus principios hasta llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres y como la de don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya, llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba”

Miguel de Cervantes. "Don Quijote de la Mancha".



jueves, 24 de enero de 2013

El tesorero de Hernán Cortés

Extracto del libro "Historia verdadera de la conquista de la Nueva España" que Bernal Díaz del Castillo, soldado que acompañó a Hernán Cortés en la conquista de Méjico, concluyó en el año 1568. Y su capítulo 106, situado en la magnifica Tenochtitlan (Ciudad de Méjico) en el año 1519 dice así:





COMO HOBIERON PALABRAS JUAN VELÁZQUEZ DE LEÓN Y EL TESORERO GONZALO MEXÍA SOBRE EL ORO QUE FALTABA DE LOS MONTONES ANTES QUE SE FOUNDIESE Y LO QUE CORTÉS HIZO SOBRE ELLO

Como el oro comúnmente todos los hombres lo deseamos, y mientras unos más tienen más quieren, aconteció que, como faltaban muchas piezas de oro conocidas de los montones, ya otra vez por mí dicho, y Juan Velázquez de León en aquel tiempo hacía labrar a los indios de Escapuzalco, que eran todos plateros del gran Montezuma, grandes cadenas de oro y otras piezas de vajillas para su servicio; y como Gonzalo Mejías, que era tesorero, le dijo secretamente que se las diese, pues no estaban quintadas y eran conocidamente de las que había dado el Montezuma; y el Juan Velázquez de León, que era muy privado de Cortés, dijo que no le quería dar ninguna cosa, y que no había tomado de lo que estaba allegado ni de otra parte ninguna, salvo que Cortés se las había dado antes que se hiciesen barras; y el Gonzalo Mejía respondió que bastaba lo que Cortés había escondido y tomado a los compañeros, y todavía como tesorero demandaba mucho oro, que no se había pagado el real quinto, y de palabras en palabras se desmandaron y vinieron a echar mano a las espadas, y si de presto no los metiéramos en paz, entrambos a dos acabaran allí sus vidas, porque eran personas de mucho ser y valientes por las armas; y salieron heridos cada uno con dos heridas. Y como Cortés lo supo, los mandó echar presos cada uno en una cadena gruesa, y parece ser, según muchos soldados dijeron, que secretamente habló Cortés al Juan Velázquez de León como era mucho su amigo, que estuviese preso dos días en la misma cadena, y que sacarían de la prisión al Gonzalo Mejía, como a tesorero; y esto lo hacía Cortés porque viésemos todos los capitanes y soldados que hacía justicia, que, con ser el Juan Velázquez uña y carne del mismo capitán, le tenía preso. Y porque pasaron otras cosas acerca del Gonzalo Mejía, que dijo a Cortés que tomaba escondido sobre él mucho oro que faltaba, y que se le quejaban dello todos los soldados porque no se lo demandaba al mismo capitán Cortés, pues era tesorero e estaba a su cargo; porque es larga relación, lo dejaré de decir. Y diré que, como el Juan Velázquez de León estaba preso en una sala cerca del Montezuma y su aposento, en una cadena gorda, y como el Juan Velázquez era hombre de gran cuerpo y muy membrudo, y cuando se paseaba por la sala llevaba la cadena arrastrando y hacía gran sonido, que lo oía el Montezuma, preguntó al paje Orteguilla que a quién tenía preso Cortés en las cadenas, y el paje le dijo que era a Juan Velázquez, el que solía tener guarda de su persona, porque ya en aquella sazón no lo era, sino Cristóbal de Olí; y preguntó que por qué causa, y el paje le dijo que por cierto oro que faltaba. Y aquel mismo día fué Cortés a tener palacio al Montezuma, y después de las cortesías acostumbradas y de las palabras que entre ellos pasaron, preguntó el Montezuma a Cortés que por qué tenía preso a Juan Velázquez, siendo buen capitán y muy esforzado; porque el Montezuma, como he dicho otras veces, bien conocía a todos nosotros y aun nuestras calidades; y Cortés le dijo medio riendo que porque era tabanillo, que quiere decir loco, y que porque no le dan mucho oro quiere ir por sus pueblos y ciudades a demandarlo a los caciques, y porque no mate a alguno, por esta causa lo tiene preso; y el Montezuma respondió que le pedía por merced que le soltase, y que él enviaría a buscar más oro y le daría de lo suyo; y Cortés hacía como que se le hacía de mal el soltarlo, y dijo que sí haría por complacer al Montezuma; y paréceme que lo sentenció en que fuese desterrado del real y fuese a un pueblo que se decía Cholula, con mensajero del Montezuma, a demandar oro, y primero los hizo amigos al Gonzalo Mejía y al Juan Velázquez, e vi que dentro de seis días volvió de cumplir su destierro, y desde allí adelante el Gonzalo Mejía y Cortés no se llevaron bien, y el Juan Velázquez vino con más oro. He traído esto aquí a la memoria, aunque vaya fuera de nuestra relación, porque vean que Cortés, so color de hacer justicia porque todos le temiésemos, era con grandes mañas. Y dejarémoslo aquí.


¿Les suena de algo todo esto? Tesoreros, amiguismos, manos ligeras, robos de oro, dinero negro ("no estaban quintadas o no se había pagado el real quinto"), justicia a la española... 

500 años después, y en pleno tsunami de las corruptelas del Partido Popular, y por extensión de toda la casta política española, seguimos fieles a nuestras raíces.

Y que esté tranquilo El Capitán, que en este país, nunca nada le pasará ni justicia caerá sobre él.



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